Acabamos de comenzar el año y es posible que uno de tus propósitos sea ser más constante con tu rutina de belleza y adoptar buenos hábitos. Sin duda el pilar fundamental de una rutina de belleza es una correcta limpieza facial.
La limpieza facial es un paso imprescindible para la salud de la piel, ya que es la primera barrera de defensa frente a las infecciones.
Si la piel no se limpia correctamente además de envejecer prematuramente estaremos deteriorando la barrera de protección.
¿Quieres saber si limpias tu piel de forma adecuada? ¿O si puedes mejorar algún aspecto de la limpieza facial? Toma nota de estos consejos.
Debes limpiar la piel siempre mañana y noche. Con agua no es suficiente. Debemos eliminar restos de suciedad, sebo y células muertas así como los residuos de la contaminación ambiental o protector solar.
Si no lo haces por la mañana, por la noche es el momento ideal para practicar una doble limpieza.
Consiste en aplicar primero un limpiador en base aceite y después un limpiador con base acuosa( como geles, espumas o emulsiones limpiadoras suaves).
De este modo estarás eliminando la suciedad liposoluble e hidrosoluble.
La elección del limpiador dependerá tanto de tu tipo de piel como del resto de tu rutina. Ten en cuenta que el limpiador se retira y está en contacto con la piel muy pocos minutos, por lo que no es necesario, buscar limpiadores con ácidos o ingredientes que puedan ser potencialmente irritantes para nuestra piel.Opta por limpiadores suaves y calmantes con ingredientes como manzanilla, caléndula o avena.
Un limpiador idóneo para nuestra piel debe tener un pH comprendido entre 4 y 6.
Presta atención a tu sensación después de limpiar la piel. Es importante que no tengas sensación de tirantez, si es tu caso, puede ser porque el producto no es adecuado para tí o estás siguiendo una rutina incorrecta.
Notar sensación de tirantez a largo plazo, deshidrata y acentúa el envejecimiento de la piel, y más importante aún, puede destruir nuestro manto lipídico.
Evita las toallitas desmaquillantes siempre.
Los tejidos suelen ser poco respetuosos con la piel y poco sostenibles.
Vence la pereza
Como hemos visto anteriormente, hay que limpiar bien la piel cada noche. Si lo dejamos para el momento antes de irnos a dormir, es posible que te de pereza y lo hagas rápido, dejando restos de suciedad. Por lo que te aconsejo esto:
Adelanta la limpieza facial unas horas, por ejemplo al llegar a casa tras el día de trabajo. Verás como se transforma en un momento que te da pereza a un momento sólo para ti, de calma y relajación.
Una vez por semana profundiza en la limpieza facial con un exfoliante.
A partir de los 30 años, nuestra capacidad de renovación celular se va perdiendo, acumulándose células muertas en nuestra piel que resta eficacia al resto de nuestro tratamiento.
Si tu piel te lo permite y no es demasiado sensible, realiza una exfoliación semanal evitando productos con gránulos que irritan la piel.
No uses el tónico o esencia para terminar de limpiar la piel.
La piel debe quedar sin rastro de suciedad después del paso del limpiador. Después puedes usar un tónico si te gusta la sensación de frescor que aporta en la piel o una esencia si quieres tratar la piel con ingredientes específicos. Cuando usamos tónicos para terminar de limpiar la piel abusamos de los discos desmaquillantes, y sus fibras pueden dañar la piel al arrastrarlos.
Un truco de belleza si tienes la piel muy irritada y con rojeces.
Tras aplicar nuestro bálsamo limpiador Soothing Cleansing Balm, sumerge la toallita de algodón orgánico en un recipiente con agua templada y unas gotas de aceite esencial de lavanda. Humedece la toallita en este agua y retira así el limpiador. Es un remedio fantástico para calmar y reparar la piel.
Espero que te haya sido útil!
Un abrazo.
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