Llegaron para quedarse. Los bálsamos limpiadores han conseguido afianzarse como una fórmula más para llevar a cabo la limpieza facial.Y es que las pieles sensibles y reactivas adoramos la sensación de confort e hidratación que deja en el rostro.
Podemos encontrar dos tipos de bálsamos limpiadores, aquellos que emulsionan con agua y los que no.Éstos últimos van acompañados de una muselina o toallita que suele ser de algodón o bambú orgánico, y que facilita la retirada del bálsamo limpiador. Pero jugando con la temperatura del agua y la muselina, ésta puede tener usos muy interesantes.¿Quieres conocerlos?
1.El uso principal es retirar el bálsamo limpiador.Para ello, humedecemos la toallita en agua templada.Es importante que el agua esté templada y no caliente ya que una temperatura elevada puede dilatar las paredes de los capilares y a la larga provocar cuperosis.
2.Hay bálsamos que pueden utilizarse como mascarilla.En este caso aplicar sobre el rostro una muselina humedecida en agua templada antes de la mascarilla, abre los poros y favorece absorción de activos.
3.Puedes hacer contrastes de frío y calor. La muselina humedecida con agua fría mejora la firmeza de la piel y activa la microcirculación.Si después la humedeces en agua templada se facilita la absorción de tu crema o sérum.
4.Para desmaquillar los ojos con ayuda del bálsamo.Si es lo suficientemente suave. Nuestra toallita de algodón orgánico Jane Apothecary es ultrasuave y apta para las pieles más delicadas y sensibles.
5. Un momento de relajación. Añade a la muselina humedecida en agua templada unas gotas de aceite esencial de lavanda, y déjala sobre el rostro unos minutos.
¿Conoces el truco del efecto vapor?
Se aconseja hacerlo de manera muy puntual antes de aplicar tu mascarilla favorita.
Moja una toallita en agua caliente y escúrrela.Ponla en un recipiente hondo en el microondas durante 20 segundos.Potenciarás el efecto de la mascarilla.Es importante escurrir perfectamente la toallita antes de introducirla en el microondas.
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