Es el pilar de la rutina facial. Un buen limpiador retira de la superficie de la piel suciedad, bacterias, sudor y maquillaje, previniendo así la obstrucción de los poros. Pero a veces entre tantas posibilidades podemos dudar y dejarnos llevar por tendencias, eligiendo incorrectamente.
La elección del limpiador va a depender de tus preferencias obviamente pero también de tu tipo de piel.
Un síntoma de que tu limpiador no es adecuado para ti, es la sensación que tengas en tu piel después de la limpieza facial.Si notas tu piel tirante y al tacto una sensación de limpieza chirriante, estás usando un limpiador demasiado irritante.
Los tipos de limpiadores que puedes encontrar…
Leches limpiadoras.
La más tradicional, empapar discos de algodón en leche desmaquillante es un gesto de toda la vida. Si te gusta esta fórmula opta por poner un poco en las palmas de las manos y trabajar en masaje sobre el rostro,ojos y cuello.Después retírala con agua templada y discos o muselinas de algodón.Así realizarás un extra de exfoliación suave para retirar las células muertas.
Espumas limpiadoras.
Tienden a dejar la piel tirante, y son fórmulas que recomiendo para pieles grasas.No obstante, si te decides por esta fórmula, intenta evitar que contenga SLS(sodium lauryl sulfate) que reseca muchísimo la piel al eliminar los lípidos cementantes, causa inflamación y puede sensibilizarla.Opta por fórmulas naturales.
Bálsamos.
Como podéis imaginar es mi fórmula favorita.Desde que descubrí este modo de limpieza facial no he cambiado. Para mí es ideal para aquellas pieles mixtas, con tendencia a deshidratarse por los cambios de estación o cambios hormonales y estrés, por supuesto para las pieles secas que necesitan nutrición y aquellas sensibles y reactivas.Contienen una mezcla aceites vegetales y mantecas como de karité o cacao, ceras como candelilla o abeja, y suelen contener aceites esenciales para convertir el momento de limpieza facial en un momento de relax.
Al contacto con la piel esta fórmula que en principio es compacta se funde. Masajea sobre la piel y a continuación retira el bálsamo, ya convertido en aceite, con una muselina humedecida en agua templada. Así te aseguras de que los poros no quedan obstruidos.
Si eliges esta fórmula, evita por favor aceites minerales y opta por fórmulas de cosmética natural.
Aguas micelares
Digamos que se encuentra a caballo entre un limpiador y un tónico.Su nombre proviene de la palabra “micela” unas pequeñas moléculas lipídicas que flotan en agua. Se suele aplicar con discos de algodón por lo que puede irritar innecesariamente. Lo veo más indicado como desmaquillante “ligero” cuando no llevas demasiado maquillaje o después de hacer deporte.
Para tener en cuenta…
La limpieza facial hay que realizarla mañana y noche. Mientras dormimos la piel elimina toxinas a través de los poros por lo que es fundamental ser concienzudas también con la limpieza facial por las mañanas.
Cuando termines la limpieza facial aplica agua fría para cerrar los poros y conseguir un aspecto fresco y con buen tono.
Y a tí ¿cúal te gusta más?
Un abrazo.
Elena
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