De esto que os cuento a continuación hace más de diez años. Un mes de agosto me estaba bañando en el mar con mi amiga y me dijo “Elena te estoy viendo la piel…¿qué te pasa? Tienes la cara fatal” “Ya lo sé, es como si me hubiera vuelto el acné de cuando tenía 16 años pero aún peor”…
Se acercó y me observó (con esa atención particular que ponen los médicos cuando algo no les encaja) “No, no es acné” me dijo “Parece rosácea, deberías ir al dermatólogo”
Esa fue la primera vez que oí el nombre de esta dolencia de la piel. Me explicó entonces que es un proceso inflamatorio que afecta a la parte central del rostro generalmente y que se caracteriza por rojeces en mejillas, nariz y barbilla. Los síntomas pueden variar, desde ser muy similares a los de origen vascular, como eritemas o bien como me sucedía a mí, con pústulas similares a las del acné y rojeces.
La rosácea afecta a un 3% de la población.Suele afectar más a mujeres que hombres en el rango de edad de entre 30 y 50 años y es poco común en niños.
Su origen no es del todo conocido, son varias las hipótesis, desórdenes vasculares, una respuesta inmune anormal, factores externos, o aspectos relacionados con la flora intestinal. También hay estudios publicados en The Journal of Medical Microbiology que relacionan la rosácea con un minúsculo ácaro llamado Demodex, que habita en nuestra piel.
Aunque actualmente la rosácea no tiene curación, es posible con una pauta adecuada, espaciar los episodios.
La exposición solar afecta al 80% de personas que sufren rosácea empeorando el problema.
Estrés emocional, cambios bruscos de temperatura, ejercicio intenso, alcohol, queso, comida picante o muy salada son otros de los factores que agravan la rosácea, yo particularmente noto rojeces tras la exposición solar en verano.
Hay que cuidar mucho la rutina de belleza, en este tipo de pieles, menos es más.
Limpia tu piel mañana y noche, evita exfoliantes. Si tu limpiadora se retira con agua, intenta que no esté demasiado caliente.
Hidrata la piel mañana y noche, es importante mantener siempre la piel elástica y bien hidratada.
Hay que ser especialmente cauto cuando incorporas productos nuevos. Muchos pacientes con rosácea desarrollan sensibilidad a ciertos ingredientes cosméticos.Evita ingredientes como el alcohol y frangancias sintéticas.
Si no lo has hecho aún, apuesta por la cosmética natural y orgánica que no contiene ingredientes sintéticos que pueden empeorar el estado de la piel. Este episodio que yo tuve y os he relatado fue el inicio de mi incursión en la cosmética natural y el último brote de rosácea lo tuve hace tres años. Apuesta por ingredientes calmantes como caléndula, manzanilla, avena o aloe vera, y aceites vegetales como el de almendra, jojoba, rosa mosqueta, comino negro.
Pon en práctica masajes faciales con un rodillo de cuarzo y tu aceite o sérum. Facilitas la eliminación de toxinas y sientes la piel más calmada. Yo lo pongo en práctica por las noches y me encanta.
Evita ejercicio intenso y opta por yoga, pilates, pasear.Si te gusta la natación, ten en cuenta que el cloro agravará el problema.
Abusa de las infusiones como de tomillo, manzanilla, romero, salvia.
Y ante todo, frente a episodios de rosácea, mucha paciencia y tranquilidad. Es bastante incómodo que todo el mundo te pregunte qué te ocurre en la piel, estás deseando que se pase…y acaba haciéndolo, así que estresarte sólo empeora la situación.
La última vez que tuve rosácea mi hijo mayor tenía 4 añitos y no hacía más que mirarme a la cara y me decía “Mamá, eso que tienes en la cara me da un poco de miedo”.¡¡¡Imaginaros!!!…
Espero que os haya ayudado el post de hoy a tener unas pinceladas de lo que es esta afección de la piel.
Un abrazo.
Elena
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