Concentrada como un sérum y ligera como un tónico, podríamos resumir así lo que es una esencia, un producto de tu rutina facial que a veces has podido pensar que es totalmente prescindible.
Sin embargo, si te acostumbras a usarla, se convierte en un producto que mejora la calidad de la piel, y se hace necesaria en tu rutina diaria.
Te cuento las razones a continuación.
Antes que nada, doy por hecho que la esencia que usas no contiene alcohol. Un ingrediente que se suele incorporar en este tipo de producto pero que a la larga deshidrata la piel destruyendo el manto lipídico.
Un «chupito» de hidratación.
La esencia ofrece una hidratación instantánea a la células que especialmente con las bajas temperaturas se deshidratan.
Mi consejo es que limpies la piel, apliques la esencia y con la piel húmeda apliques el siguiente producto. Lo ideal es que los productos que uses a continuación contengan aceites en su fórmula. De esta manera se realiza un sellado, manteniendo el agua más tiempo dentro de las células.
Equilibra el pH de la piel.
Si en la limpieza facial terminas aclarando con agua,la presencia de la cal puede elevar el pH de la piel. También ocurre si usas limpiadores jabonosos, algo que no te recomiendo. Es importante que el pH de la piel se mantenga ligeramente ácido porque de lo contrario es más vulnerable y sensible a infecciones o condiciones ambientales.
Está muy concentrada en ingredientes activos.
Estos ingredientes infusionados en hidrolatos vegetales pueden penetrar más profundamente en la piel. Calman la piel, regulan la secreción sebácea, tienen propiedades antioxidantes, y si tras aplicar la esencia usas un sérum, este penetrará mas profundamente en la piel. Por lo que la esencia potencia las propiedades del tratamiento posterior.
Mantiene la salud de manto lipídico.
Al balancear el pH, y aportar hidratación a las células, estas creando un ambiente óptimo para las células que constituyen la barrera defensiva de la piel. Esta barrera protectora mantiene el agua dentro de la piel, impidiendo la entrada de bacterias y partículas dañinas.
Por ejemplo, una piel con un manto lipídico alterado es mas vulnerable a bacterias como la que ocasiona el acné o a que prolifere el ácaro Demodex, responsable en parte de la rosácea.
En definitiva, incluir una esencia en tu rutina diaria, es incorporar un guardián para tu piel, que la mantiene saludable, aportándole luminosidad y frescura. Todas las pieles pueden usar una esencia, siempre que, como he comentado antes,esté libre de alcohol y esté repleta de ingredientes naturales y activos.
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